En mi infancia

Eran aproximadamente las 6:00 a.m. y mi cuerpo sentía una pesadez increíble, cosa extraña ya que a esa edad lo que mas nos importa es dormir y yo no lo había hecho porque aquellas voces en la habitación me molestaron durante toda la noche y en mi cama se sentía la presencia de algo que no sabia explicar, las voces me hablaban de alguien, hasta la fecha no se a quien se referían, eran unas voces tenebrosas, jamás en toda mi vida he escuchado semejante tono de voz.

Fue en el año de 1986, aquella ocasión yo dormía con los abuelos y con mi primo Jorge que era mi compañía infantil, después juvenil y ahora en la juventud, Jorge siempre ha sido como que mi protección, digámoslo así como mi amuleto de la buena suerte, en fin ese día yo me levante de mi cama y al poner el primer pie en el piso este era de una forma como chiclosa y pegajosa, mi corazón comenzó a latir muchísimo, intente despertar a Jorge que dormía bien chingón, pero no me hacia caso, mis abuelos estaban durmiendo en su habitación y lógico tampoco me escuchaban, a duras penas llegue a la sala y ahí estaba una especie de animal que nunca había visto y pensé que era de mi abuelo, tenia colmillos en lugar de dientes, sus ojos brillaban de un rojo profundo, sus patas tenian uñas tan afiladas como garras de leon, no tenia pelo y su piel roja como si estuviera sangrando, nada mas de verla daba escalofrio, quise correr para que Jorge me ayudara o lo espantara, pero no pude caí al piso y del hocico del animal salieron unas palabras que daban miedo y que espantarían al mas malo de los delincuentes, lo que alcancé a entender fue lo siguiente: “Novos Ordo Seclorum”.

El animal comenzó a caminar hacia mi y yo lloraba bien cabron – Jogeeeee Jogeeeee despierta por favor el cucu me va a comer haz algo – pero Jorge ni siquiera salía a ver que pasaba, muy en mis adentros escuche una voz conocida que me tranquilice y la calma llego a mi – no te preocupes estoy contigo en las buenas y en las malas recuerda que pa eso están los primos cabron y no chilles que eso es pa las viejas.

El pinche animal comenzó a retorcerse y a gemir una especie de canto, me miraba con ojos de odio, como si quisiera matarme, de pronto vi que de las paredes salían unas siluetas con forma humana, solo eran sombras todas veían al cucu y susurraban algo, en ese momento yo les grite con todas mis fuerzas – Joge Joge come a cucuuuu, Joge Joge come a cucuuuu - rieron, después de un minuto fueron desapareciendo junto al animal, la casa de los abuelos comenzó a volver a la normalidad, el piso ya no era pegajoso, corrí hacia la habitación llorando y diciendo en voz baja – Joge Joge come a cucuuu – en el momento en que iba a llegar a la habitación, sentí un madrazo en la cabeza, abrí mis ojos y estaba en mi cama, Jorge a un costado mío me veía con una sonrisa y cagandose de la risa me decía, que pedo pinche gordo, toda la puta noche te la pasaste hablando cosas incoherentes y yo le dije – Joge Joge come a cucuuuu.